SAN JUAN DE LA PEÑA, PANTEÓN DE REYES

A 1220 metros sobre el nivel del mar se alza la Sierra de San Juan de la Peña y cobijado en las entrañas mismas de la roca rojiza se encuentra el Monasterio Viejo. Allí descansan los restos de ilustres monarcas que conforman el germen de lo que hoy es Aragón. Santos, reyes aragoneses, navarros, nobleza, abades, servidores eclesiásticos y laicos, recibieron sepultura sagrada bajo la peña del monte Pano.

Una visita a nuestro complejo permitirá descubrir el Panteón Real del Monasterio de San Juan de la Peña. Nos vamos a centrar aquí en la exhumación y posterior reinhumación de los restos humanos conservados en sus entrañas. Decimos actual porque el que se puede visitar es de estilo neoclásico y se levantó en el último tercio del siglo XVIII, cuando Carlos III mandó reformar decorativamente el lugar que ocupaba la necrópolis donde se enterraron los primeros reyes aragoneses.

En 1985 se exhumaron los restos óseos de los reyes aragoneses Ramiro I, Sancho Ramírez y Pedro I y, en el año 2008, estos restos formaron parte de un estudio antropológico y genético encargado a la Universidad de Zaragoza por el Gobierno de Aragón. El estudio fue coordinado por la catedrática de medicina legal y forense de la Universidad de Zaragoza, Begoña Martínez Jarreta, logrando identificar el gen de la primera dinastía de los Reyes Aragón, fundada en el año 1035. Además de identificar el linaje aragonés, también se trataba de conocer datos sobre su dieta, sus condiciones físicas, enfermedades sufridas o certificar su procedencia pirenaica.

Después de más de 30 años cerrado al público, en marzo de 2017, se pudo volver a visitar el Panteón Real. Desde los 80, década en la que se realizó su última restauración y hasta ese momento, sólo se podía vislumbrar ese recinto a través de unos cristales. Y fue en junio de 2018 cuando se procedió a la reinhumación de los restos del linaje de los reyes aragoneses. Así, volvieron a descansar en el panteón de San Juan de la Peña. En total, estuvieron 33 años fuera de su lugar de reposo eterno. En ese tiempo se realizaron diferentes estudios antropológicos y forenses con el propósito de conseguir más información sobre los primeros linajes reales. Los estudios incluyeron un procedimiento de examen forense, basado en técnicas de radiología digital y análisis de imagen de los restos. Además, se realizaron una serie de análisis con carbono 14.

Los restos analizados ofrecían un grado de complejidad muy alto debido a la historia del propio monasterio y al número de individuos enterrados. Además de la propia dinastía real, se encontró un grupo anterior de los siglos IX y X.

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